Marcelo Beraba, fundador de Abraji y formador de generaciones de periodistas, fallece a los 74 años

 28/07/2025 - 17:33

Marcelo Beraba, periodista que influyó en generaciones de reporteros al formar y dirigir importantes redacciones en São Paulo, Río de Janeiro y Brasilia a lo largo de más de 50 años de carrera, falleció el lunes 28 de julio a los 74 años en Río. La causa del fallecimiento fue un cáncer cerebral.

Beraba fue el creador y fundador de Abraji, asociación responsable de la organización de los mayores congresos de periodismo del hemisferio sur. Según Rosental Calmon Alves, director del Centro Knight para el Periodismo en las Américas, "sin Beraba no existiría la Asociación Brasileña de Periodismo de Investigación. Sin Beraba, Abraji no habría crecido y se habría consolidado como una de las mayores organizaciones de periodismo de investigación del mundo, yendo mucho más allá de lo que sus fundadores imaginaron en diciembre de 2002".

A lo largo de su carrera, Beraba se ha convertido en una referencia ética y profesional en las principales redacciones brasileñas, como O Globo, Folha de S.Paulo, Jornal do Brasil, TV Globo y O Estado de S.Paulo. Dedicó su carrera a crear equipos, identificar y formar talentos e implantar las mejores prácticas periodísticas. Quería mejorar la calidad del periodismo en Brasil, y lo consiguió.

Su influencia se extendió también al periodismo latinoamericano, como señala Ricardo Uceda, director del Instituto Prensa y Sociedad (Perú): "Fue uno de los fundadores de la Conferencia Latinoamericana de Periodismo de Investigación (COLPIN) y de sus Premios Latinoamericanos, de los que fue jurado durante más de diez años. Su papel fue decisivo para (consolidar) la relación entre periodistas brasileños y latinoamericanos, inexistente hasta hace dos décadas".

Beraba fue un defensor incondicional de la libertad de prensa y un incansable promotor del periodismo de investigación como herramienta esencial para el fortalecimiento de la democracia. Creía que no se puede hacer buen periodismo sin buenos periodistas, y por eso impulsó cursos de formación para periodistas en las redacciones que dirigió y como presidente de Abraji. Su visión del periodismo crítico y de investigación guió su labor en todos los medios para los que trabajó. Y se ha extendido aún más a través de Abraji.

Beraba era un redactor al que le gustaban los reportajes y los buenos reporteros. "He sido redactor, he cerrado la portada... pero lo que más placer me daba, lo que más me motivaba, era trabajar en la producción de reportajes, con los reporteros, la planificación, la agenda". El periodismo representaba para él una vocación, una forma de expresar su creatividad y contribuir a la sociedad.

A lo largo de su carrera, Beraba se ha dedicado a producir reportajes de calidad, investigando los hechos en profundidad y defendiendo los intereses del lector. Siempre ha valorado la ética, la imparcialidad y la transparencia en el periodismo, procurando que la información llegue al público de forma clara, precisa y completa.

Infancia y vida en el seminario

Marcelo José Beraba nació en Río de Janeiro el 29 de abril de 1951. Hijo del empresario Elomir Beraba y del ama de casa Maria Ester Martins Beraba, su familia no tenía ninguna relación directa con el periodismo, pero en su casa, en el barrio de Rio Comprido, se fomentaba la lectura de periódicos. A Elomir le gustaban los libros. Tenía una biblioteca con grandes autores de la literatura brasileña. Y estaba suscrito al periódico O Globo. A Beraba le gustaba leer desde muy pequeño. Además del Globo, leía el Jornal dos Sports y tebeos.

Beraba estudió en el Colégio Santo Inácio, un colegio tradicional jesuita de Botafogo, en la Zona Sur de Río. El periodismo estuvo a punto de perder a Beraba para la Iglesia. Pasó casi cuatro años en un seminario, primero en Vila Velha, Espírito Santo, y luego en Mendes, en el interior de Río de Janeiro. En el seminario vivió años de intensa actividad literaria, con acceso a los clásicos brasileños y franceses, además de ser animado a escribir. La vida de sacerdote no funcionó y, de vuelta al seminario, se interesó por el periodismo.

A finales de 1970, regresó a Río con el corazón en ello: sólo hizo un examen de ingreso, para la Escuela de Comunicación de la UFRJ. Quedó primero en la lista de aprobados.

En una entrevista concedida al proyecto Memoria de TV Globo, Beraba describió su estancia en la UFRJ, durante los primeros años de la dictadura militar, como un "período muy fuerte de represión, de encarcelamiento de profesores y expulsión de estudiantes". Aunque su clase no vivió directamente la represión, sufrió sus consecuencias.

En aquellos años de plomo, el periodismo acabó por no ser la asignatura más estudiada en la ECO. "Teníamos muy pocas clases de periodismo. Era mucho más actividad política, debate". Cita algunos ejemplos contrastados de profesores: "un coronel enseñaba telecomunicaciones: cómo encender una radio, cómo funciona una válvula", mientras que otros profesores "eran libertarios que enseñaban Hegel, Heidegger, Foucault, Althusser y poesía". Entre los que le influyeron en el periodismo práctico, destaca a "Nilson Lage, que fue un mentor para todos nosotros".

Inicio de su carrera en O Globo

En febrero de 1971, antes incluso de empezar la universidad, Marcelo Beraba consiguió su primer trabajo como aprendiz de reportero en el periódico O Globo. Su iniciación contó con la ayuda de un vecino del edificio donde vivía, Péricles de Barros, que trabajaba en los sucesos del periódico. Le señaló al redactor jefe, Pery Cotta, que contrató inmediatamente a Beraba. El "foca" (jerga periodística para los recién llegados) volvió a casa entusiasmado y pidió a sus padres que le compraran un traje para poder dar sus primeros pasos en el periodismo, una carrera que abrazó hasta el final de su vida.

Las facultades de periodismo eran una novedad, y Beraba era uno de los pocos en la redacción de O Globo que había estudiado en la universidad -era habitual que los periodistas tuvieran dos o más trabajos-. Pronto empezó a trabajar en la sección Ciudad, acompañando a un reportero en un reportaje sobre las vallas de la Avenida Rio Branco, cuya función era evitar atropellos a los peatones.

Amigo desde hacía décadas, el periodista Marcelo Pontes conoció a Beraba en la misma época, en O Globo. Más tarde serían colegas como ejecutivos de éxito en el Jornal do Brasil, en la década de 1990. De aquellos días en O Globo, Pontes recuerda una gran primicia del reportero Beraba, que consiguió la fotografía del capitán terrorista herido en el atentado de Riocentro en 1981.

Marcelo Pontes describe a Beraba como "el ciudadano indignado por la injusticia y la tiranía, el reportero valiente y el activista sindical que, en los años de plomo, pronunciaba discursos en las mesas de las redacciones". Para Beraba, la investigación periodística sobre el atentado terrorista de Riocentro fue ejemplar y contribuyó al fin de la dictadura.

Otra buena amiga que Beraba conoció en O Globo fue la periodista Silvia Fiuza. Silvia, Pontes y Beraba formaron un trío que nunca más se separó. En los últimos años, se reunían para comer al menos una vez al mes. Para Silvia, Beraba tenía sentido común y capacidad para leer las situaciones desde distintos ángulos. Silvia recuerda que Beraba siempre sorprendía con su ingenio irónico y su profundo conocimiento de los detalles de los acontecimientos noticiosos.

Los años en Folha de São Paulo

Fue en Folha de S. Paulo donde Beraba desarrolló la mayor parte de su carrera, en dos etapas importantes. La primera duró doce años. Durante este período, ayudó a Folha a establecerse como el mayor periódico de Brasil en ese momento. Un éxito editorial dirigido por Otávio Frias Filho.

Beraba empezó a trabajar en Folha en 1984, invitado por Matinas Suzuki Jr, que dirigía la sucursal de Río de Janeiro. Inicialmente como reportero, su entrada coincidió con la implantación del "Proyecto Folha". En la sucursal conoció a la reportera Elvira Lobato, que se convertiría en su esposa, madre de una de sus hijas, y con la que Beraba convivió hasta el final de su vida.

En 1985, Beraba fue ascendido a director de la sucursal de Río. Durante su mandato, la sucursal produjo reportajes de gran impacto nacional, como la revelación de las pruebas nucleares realizadas por el Ministerio de Aeronáutica en plena selva amazónica, en la Serra do Cachimbo.

Elvira fue quien descubrió la historia. "Era mi jefe cuando recibí información extraoficial sobre la construcción de un polígono de pruebas nucleares por parte de los militares en la Serra do Cachimbo. Llegué a la redacción y le pasé inmediatamente la información. Me dijo: 'Si puedes probarlo, será tu consagración', y me ordenó que desapareciera de la redacción para investigar el caso. No aparecí por la redacción durante 15 días y volví con la historia que fue noticia durante un mes en Folha".

Compañera a todas horas, Elvira comparte la pasión de Beraba por el periodismo. Ella como reportera, él como redactor. "Como jefe, no le gustaba dar noticias. Decía que su trabajo era diferente y que no competiría con los reporteros", cuenta Elvira. "Era un gran periodista, no sólo por su capacidad profesional, sino por su comportamiento ético y su integridad. Tenía talento para identificar las cualidades de cada reportero y alentarlas".

En 1988, Otávio Frias Filho invitó a Beraba a cambiar la redacción de Río por la de Ciudades y, poco después, por la de Política, en la sede del diario en São Paulo. Durante este período, Matinas Suzuki afirma que Beraba "enseñó al periódico a estructurar y planificar las grandes coberturas y formó a una generación de reporteros en la prensa de São Paulo. Marcando la agenda, orientando y recordando las preguntas que había que hacer en una cobertura, valía por toda una escuela de periodismo dentro de la redacción".

En 1989, Brasil celebró sus primeras elecciones presidenciales directas tras la dictadura militar. La última vez que Brasil había votado a un presidente fue en 1961, cuando fue elegido Jânio Quadros. Beraba era el editor de Política de Folha y dirigió la cobertura, que no tenía precedentes para todos los periodistas del equipo. Nadie de aquella generación había cubierto nunca unas elecciones presidenciales. Todo era nuevo. "No sólo nosotros. El país no tenía experiencia, los candidatos no tenían experiencia", dijo Beraba.

Para un reto tan grande, Folha se apoyó en la experiencia de la cobertura en otros países, especialmente en Estados Unidos. Cada candidato tenía dos reporteros "garrapata" que seguían todos sus movimientos. Y así fue como Folha fue el único medio que reveló casos de corrupción que implicaban a Fernando Collor, entonces favorito en las encuestas y posteriormente elegido presidente. "Folha pudo revelar contratos secretos con propietarios de molinos. Había hecho acuerdos que perjudicaron al estado de Alagoas. Revelamos a Paulo César Farias durante la campaña". Beraba se enorgullece de que Folha fuera la primera en llamar la atención sobre la cara B del candidato al que la prensa llamaba el "Cazador de Marajás".

"Existe la imagen de que la prensa fue muy silenciosa en las elecciones de 1989, que no mostró a la sociedad quién era realmente Collor. En general, tiene razón, pero en relación con Folha de S. Paulo, es una crítica injusta". Durante su primera etapa en Folha, Beraba se convirtió en uno de los principales ejecutivos del periodismo, ascendiendo a Secretario de Redacción. En 1996, Beraba dejó Folha por Jornal do Brasil, donde permaneció hasta 1999. Después de JB, Beraba fue editor ejecutivo de Jornal da Globo, en TV Globo, durante un breve periodo.

Todavía en 1999, volvió a Folha, de nuevo como director de la sección de Río. En 2004, Frias Filho le invitó a ser ombudsman en São Paulo, uno de los cargos más importantes del periódico, que es uno de los pocos del continente que cuenta con un empleado remunerado para representar al lector en la redacción.

Sobre esos años, Beraba dijo que el ombudsman debe tener "una visión desvinculada del periódico", y "leer el periódico con la visión del lector", argumentando que "no importa si entiendo o no por qué el periódico está cometiendo este error. Lo que importa es esto: es un error grave y perjudica al lector y a la credibilidad del periódico".

Una temporada en el Jornal do Brasil

En medio de sus dos etapas en Folha -entre 1996 y 1999- Beraba cambió la alameda Barão de Limeira, en São Paulo, por el 500 de la Avenida Brasil, en Río. Ahora hospital, esta era la dirección del Jornal do Brasil. Beraba fue invitado a JB por su antiguo colega de O Globo, Marcelo Pontes, entonces redactor jefe del diario. Asumió el cargo de editor ejecutivo. Su llegada a JB tuvo un impacto significativo en la redacción, que lo vio como una figura experimentada con un estilo de trabajo más sobrio. En la dirección, además de Pontes y Beraba, estaban los periodistas Orivaldo Perin y Paulo Totti.

Su paso por JB es recordado por sus colegas como una época en la que se valoraba el periodismo de investigación y la importancia del reportero como protagonista en la redacción. En aquella época, el joven reportero Marcelo Moreira tuvo la oportunidad de trabajar con Beraba, y describe la experiencia como transformadora.

Según Moreira, Beraba le llamó para que empezara a investigar la mafia de los autobuses, que dominaba el transporte en Río de Janeiro en la década de 1990. Esta investigación dio lugar a uno de los mayores reportajes de investigación de la carrera de Moreira, "El cártel de los autobuses". El reportaje ganó un premio y marcó un punto de inflexión en la carrera de Moreira, que empezó a centrarse en reportajes especiales bajo la dirección de Beraba.

En 1998, la selección brasileña intentaba ganar en Francia su quinto título de la Copa Mundial de la FIFA. Beraba dirigió la cobertura en Francia. En una redacción improvisada -una habitación de hotel en la pequeña localidad de Bussy Saint Georges, a 40 kilómetros de París- trabajaba un equipo de reporteros que innovaba tanto en tecnología como en formato. JB contaba con estrellas como Luiz Fernando Veríssimo, Artur Xexeo, Paulo César Vasconcelos, Evandro Teixeira y el veterano de la Copa Oldemário Touguinhó. También hubo nuevas incorporaciones. Beraba designó al reportero Marcelo Moreira como "garrapata" de Ronaldo Fenômeno, la gran estrella del Mundial. Bajo la dirección de Beraba, Moreira fue el único periodista que entró en la casa que Ronaldo alquiló para su familia en Francia y mostró cómo era la intimidad del astro.

A cargo do Estadão

A finales de la década de 2000, Beraba aceptó una invitación del entonces redactor jefe de O Estado de S.Paulo, Ricardo Gandour, y dejó Folha por su mayor competidor. Se convirtió en editor ejecutivo, segundo al mando. Completó así una cuádruple corona: dirigir las redacciones de los cuatro periódicos que, en la época, eran líderes de la prensa nacional, un hecho raro, si no inédito, en el periodismo brasileño.

En Estado, entre 2008 y 2019, Beraba aplicó el método y la planificación, sus conceptos fundamentales para dirigir redacciones. Organizó y planificó la cobertura de las elecciones presidenciales de 2010. Reunió a un equipo de periodistas especializados en investigación y uso de datos. Luego asumió un nuevo reto y se fue a dirigir la sucursal de Estado en Brasilia, una misión difícil y delicada en un momento de agitación política en el país.

Creación de Abraji

En junio de 2002, el asesinato del periodista Tim Lopes, asesinado por narcotraficantes mientras realizaba un reportaje de investigación en la favela de Vila Cruzeiro, en Río, fue uno de los momentos más traumáticos de la historia del periodismo brasileño. Tim Lopes era reportero especial de TV Globo y uno de los periodistas más respetados del país. La conmoción causada por la muerte de Tim llevó a Beraba a liderar un grupo de colegas de diferentes redacciones que empezaron a reunirse con el objetivo de formar una asociación de periodistas que pudiera ser una herramienta para la defensa de la libertad de prensa, la libertad de expresión y la formación de mejores periodistas de investigación.

En una de esas primeras reuniones, en la sede del Sindicato de Periodistas de Río de Janeiro, nació el embrión de lo que más tarde se convertiría en la Asociación Brasileña de Periodismo de Investigación, Abraji. Tras aquella reunión, Beraba envió un correo electrónico a 45 periodistas. Habló de la necesidad y la importancia de crear una asociación. Habló personalmente con muchos de ellos para convencerles de que adoptaran la iniciativa.

Abraji se fundó ese mismo año y Beraba fue su primer presidente. El periodista Rosental Calmon Alves destaca la importancia de Beraba en la creación y consolidación de Abraji: "Una de las mayores dificultades para crear organizaciones similares en América Latina fue la falta de un Beraba en cada país. Líderes como él son raros en la creación, desarrollo y estabilización de asociaciones de periodistas. Su estilo de liderazgo se basaba sobre todo en el diálogo sincero, la transparencia, la paciencia para escuchar y la capacidad de encontrar puntos en común y la conciliación en medio de diferencias que parecían irreconciliables."

En Abraji, Beraba definió las prioridades de la asociación sobre un trípode: la cualificación del periodismo mediante la promoción de cursos para miles de periodistas, el derecho a la libertad de información (que dio lugar a la Ley de Acceso a la Información) y la defensa de la seguridad de los periodistas en el ejercicio de su profesión.

Un legado para las generaciones futuras

El legado de Marcelo Beraba a las futuras generaciones de periodistas está marcado por su pasión por el periodismo, su dedicación a la investigación y su compromiso con la ética y la calidad de la información. Américo Martins, que trabajó con Beraba en Folha, afirma que "me cambió la vida. Fue un maestro para mí". Beraba siempre animó a los jóvenes periodistas a profundizar en sus conocimientos, dominar las técnicas de investigación y buscar la verdad con rigor e imparcialidad.

Para Beraba, algunos de los fundamentos del periodismo son investigar, obtener y dominar los conocimientos, "porque tienes un lector, un espectador cada vez más exigente". También subraya la importancia de la observación y critica el periodismo declarativo "entre comillas". En su opinión, "una desviación de nuestro periodismo, precisamente por no tener mucha observación de nada, ha sido convertirse en un periodismo 'cita-cierta', declarativo".

A lo largo de su vida, Beraba fue llamado "maestro" por sus amigos. Así llamaba a sus colegas para charlar. Lo que empezó como un hábito lingüístico se convirtió en un rasgo personal, reflejo de la maestría con la que apostaba por los nuevos talentos y fomentaba el periodismo de investigación.

Para Ricardo Uceda, director del IPYS, "la partida de Marcelo Beraba causa una enorme aflicción al IPYS y a la comunidad de la Conferencia Latinoamericana de Periodismo de Investigación (COLPIN). Fue uno de los constructores de las COLPIN y del premio latinoamericano, donde ejerció como jurado más de diez años. Su rol fue decisivo en la relación entre los periodistas brasileños y los de América Latina, inexistente hace dos décadas. Considerando su importancia en la fundación de ABRAJI y su liderazgo internacional cuando fue defensor del lector, hemos perdido a una figura fundamental. A uno de nuestros padres. El IPYS pierde a un amigo y colaborador excepcional. Junto a todo esto Marcelo siempre representó para nosotros un referente de los valores periodísticos. Fue un paradigma del periodista íntegro. Así como su ausencia deja un enorme vacío, será imborrable su ejemplo y el recuerdo de su generosidad."

Marcelo Pontes afirma que una de las mayores características de Beraba fue su propio desarrollo profesional y su obsesión por intentar siempre mejorar la calidad del periodismo.

Al compartir sus experiencias y conocimientos, contribuyó a la formación de nuevas generaciones de periodistas comprometidos con la excelencia y la defensa de la libertad de prensa.

Su ceremonia fúnebre tendrá lugar el miércoles 30 de julio en el memorial del Carmo, en el cementerio de Caju, de 12h30 a 15h30.

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