El periodismo posible

 30/03/2019 - 05:32

Una observación periodística desde artículos publicados en Cuba durante 2018, sobre los más relevantes temas de interés público.

Ricardo Uceda*

Las ideas que se mencionan aquí fueron promovidas por una invitación que recibí para intervenir en una conferencia sobre libertades informativas en Cuba[1]. Debía yo decir unas palabras sobre el tema, vinculándolo al periodismo de investigación. Me hice un ordenamiento de hechos y conceptos a partir de mi experiencia con periodistas cubanos durante los últimos cuatro años, dentro y fuera de su país. Mi conclusión, en pocas palabras, es que resulta prematuro plantearnos la problemática del periodismo de investigación en las condiciones existentes en Cuba. Cabría preguntarse, más bien, qué tipo de nuevo periodismo está naciendo.

Cada vez más existen en Cuba medios que son técnicamente ilegales pero cuya existencia es permitida. En el marco jurídico dictatorial, las expresiones periodísticas están sometidas a los fines de la Revolución y los medios son monopolio estatal. Esta situación no ha cambiado con las reformas constitucionales aprobadas a comienzos de año ni están en la mente del presidente Miguel Díaz Canel, quien a poco de asumir, en abril del 2018, se encargó de cortar las expectativas de que sería más aperturista que los hermanos Castro. Su mensaje fue que el periodismo que no estaba a favor estaba contra. No cabía una tercera posición.

Pero en los hechos existe esa tercera posición, debido al internet y otros factores externos.  Así, una serie de medios digitales independientes sobreviven a duras penas haciendo un periodismo limitado tanto por la falta de acceso a la información como por la autocensura. ¿Qué publican e informan en el margen de acción que les permite el contexto?

 
Miguel Díaz Canel ante periodistas cubanos cuando ya era presidente. No bien asumió dijo que el que no estaba a favor estaba en contra.

Lo más relevante

Una manera de saber la sintonía de los medios con su realidad circundante es determinar qué dijeron acerca de los temas de mayor relevancia. Es distinto de una lista de materiales periodísticos que prefiere la gente, pues los deportivos o faranduleros pueden ocupar fácilmente los primeros lugares. Limitándonos al 2018, podemos establecer un conjunto de grandes hechos de interés público ocurridos en el período. Medios estatales e independientes han estado compelidos, de alguna manera, a tratarlos.  Esta es una relación de diez que servirá de referencia para los propósitos de este artículo. La llamaremos Lista 1:

  1. El inicio del liderazgo de Díaz Canel en la Presidencia de la República.
  2. El proceso de reforma constitucional
  3. La caída de un avión en La Habana, con un saldo de cien muertos.
  4. El descenso de la afluencia de turistas
  5. El estancamiento económico
  6. El inicio del servicio de internet por datos móviles
  7. Los desastres naturales
  8. El retiro del programa Más Médicos de Brasil
  9. Nuevas medidas para regular los pequeños negocios privados
  10. El endurecimiento de la política de Trump hacia Cuba

No es difícil hacer la lista porque varios temas son ineludibles. De hecho, hay un cincuenta por ciento de coincidencias con la que hicieron, en su momento ―a fin de año, una ocasión de recuentos―, Granma y Juventud Rebelde, dos diarios del Partido Comunista, así como Cubadebate, de la misma tendencia. Los inicios de Díaz Canel, la reforma constitucional, la caída del avión, los desastres naturales, el retiro del programa Más Médicos de Brasil, están en todos ellos. Las medidas sobre el servicio de internet y los negocios por cuenta propia no son tan relevantes para todos ellos. Pero su lista incluye otros temas que yo he ignorado entre los diez hechos más destacados del año: por ejemplo, la votación masiva en la ONU para condenar el embargo norteamericano contra Cuba. Así como algunos acontecimientos deportivos y artísticos. Las malas noticias de índole político jamás serán preferidas de los medios estatales.

 
Caída de un avión de Cubana de Aviación en La Habana. Aparte de reportaje reportajes en el sitio era poco lo que quedaba por hacer. Los resultados de la investigación son anunciados por las autoridades.

La prensa partidaria

Aunque es previsible hablar sobre la cobertura de estos temas por parte de la prensa del partido, una revisión de lo publicado en el año por Granma, Juventud Rebelde y Cubadebate, confirma un patrón que puede describirse en pocas líneas. Las portadas de los dos primeros ─órganos del partido y de la Juventud Comunista respectivamente─ a veces son idénticas, con los mismos titulares y fotos. Pueden ser arengas, tomadas de lo más encendido de un discurso de Raúl Castro o del presidente Díaz Canel. En el 2018, en que hubo elecciones, cambio de gobierno y jornadas de discusión de la reforma constitucional, gran parte de los contenidos estuvo orientado a informar sobre el desarrollo de estos procesos. En cada situación, las declaraciones de las autoridades fueron la noticia principal. Los artículos de opinión apuntalan el sentido político con que deben interpretarse estos hechos principales: las elecciones son un ejercicio de la democracia popular, la asunción de Díaz Canel una continuidad revolucionaria, el debate constitucional la promesa de una mejor sociedad. En cada edición hay reportajes históricos sobre la gesta revolucionaria.

La actualidad internacional tiene también un parametraje previsible. Los enemigos editoriales son Trump y sus aliados en el mundo. En América Latina son defendidos Nicolás Maduro en Venezuela y Daniel Ortega en Nicaragua. Lula es un perseguido político de la derecha brasileña. Las visitas de cualquier aliado político internacional a La Habana son destacadas en primera página. Ocupan lugar destacado, asimismo, las actividades de la diplomacia cubana en la ONU.  El 1 de noviembre, la noticia de que la Asamblea General de las Naciones Unidas pidió el fin del embargo a Cuba, por 189 votos a favor contra solo dos de los Estados Unidos e Israel, fue una de las más destacadas del año.

El reto mayor para una prensa partidaria como la cubana es el tratamiento de sucesos desfavorables políticamente. Pero la mayor parte de los acontecimientos que consideré como los más destacados no lo eran. Los cambios políticos, las elecciones, el debate constitucional, eran procesos más propicios para la propaganda. Hubo opositores moderados que consideraron la discusión de las reformas como un avance. Había una noticia positiva: el comienzo, aunque limitado y anunciado a fin de año, del servicio internet por datos móviles. Incluso las tragedias del 2018 ―la caída de una nave de Cubana de Aviación y la tormenta Alberto en mayo, el huracán Michael en octubre― produjeron cohesión y solidaridad. Por otra parte, el endurecimiento de Trump, si bien podía producir daños materiales, tampoco era un factor de intranquilidad social.

 

Las malas noticias

La verdadera mala noticia para los cubanos era que la economía estaba estancada y que las condiciones de vida y los servicios públicos exhibían con mayor impudor sus deficiencias. En el primer semestre del año se insinuó una caída del flujo del turismo, una importante fuente de divisas. Adicionalmente, no habían caído bien medidas destinadas a controlar el cuentapropismo, una esperanza de mayores ingresos para los emprendedores. Granma y Juventud Rebelde trataron la problemática económica a partir de lo que afirmaba Díaz Canel. En un discurso pronunciado en diciembre, el presidente dijo que la economía era “la batalla fundamental” del país.[2] La economía había crecido solo un poco más del 1%. Entre los sectores que decrecieron estaban la industria azucarera, la agricultura, los ingresos por exportaciones, el turismo. El Ministro de Economía y Planificación, Alejandro Gil, ha dado mayor detalle público de las mayores estrecheces.

La prensa partidaria de Cuba trata muy superficialmente el descontento social que produce la pobreza y la ineficacia del Estado. No tienen voz opositores que pudieran exigir otro modelo económico. La gente es entrevistada pero en el marco de reportajes en los que su mensaje es sobrepasado por el de las autoridades o funcionarios del partido, quienes explican por qué los problemas se están superando. Así, aún en medio de los problemas, prevalecen relatos de un pueblo esperanzado, confiado en sus dirigentes. En Juventud Rebelde, un espacio de un cuarto de página, Acuse de recibo, firmado por el periodista José Alejandro Rodríguez, glosa cartas de lectores que denuncian alguna pequeña injusticia. Ninguna grande que apunte contra el sistema.

Los propios periodistas del partido tienen limitaciones para buscar información. El 13 de setiembre del 2016, la periodista Susana Gomes Bugallo, de Juventud Rebelde, escribió el artículo ¿Cómo hacer un reportaje en Coppelia? Era una crónica de sus inútiles esfuerzos para obtener información que alimentara una simple nota sobre la famosa heladería cubana. Había querido describir su funcionamiento en la etapa vacacional, dar cuenta de las refacciones de su local. Cuando llegó a Coppelia con el fotógrafo resultó que debían antes obtener un permiso de la Unión de Empresas de Comercio y Gastronomía en La Habana. Allí había que hablar con el compañero Pepe. Llamaron a la oficina de Pepe, quien les contestó que debían dirigirse a la compañera Maribel, para que esta, a su vez, tramitara la aprobación del vicepresidente primero de la administración provincial. Recién entonces él, Pepe, trataría con ellos los términos y ocasión del reportaje. Aún había que hacer participar a otra compañera, Teresa, también de la Unión, y hacer todas las gestiones por carta, no por teléfono ni email.

Quince días después de haber intentado hacer el reportaje finalmente le dieron permiso y le solicitaron una fecha de visita. Cuando Gomes indicó el día siguiente, 9 de setiembre, le respondieron que imposible: la Unión estaría en una jornada de control ministerial. Accedió a ir días después, a las cuatro de la tarde, como le sugirieron, pero cuando llegó no había nadie autorizado para declarar. El subdirector no había ido a trabajar y las personas de la Unión que debían haber estado presentes tampoco asistieron. La periodista desistió y publicó una nota con la historia de sus trámites. Coppelia, una cadena estatal con unos cuatrocientos trabajadores, es una de las atracciones de La Habana, con su tradicional collar de turistas haciendo cola para entrar.

 
 Desolación, colas y escasez en las panaderías de Cuba. EL reportaje no necesita trasmitir mensajes polìticos.

La otra agenda

De modo que la cultura del secreto está asentada en las grandes y pequeñas organizaciones estatales. En las semanas previas al congreso anual de la Unión de Periodistas de Cuba suelen aparecer artículos en la prensa partidaria respecto de la importancia de informar con sentido crítico. Solo son declaraciones, y se prestan a ironías. El 2 de marzo del 2018 el periodista Raúl Gallego publicó un Decálogo para escribir una crítica “políticamente correcta”: 1.Los trabajos críticos no deben surgir por iniciativa propia, deben ser orientados. 2. La crítica debe ser ejercida luego de años de ejercicio “responsable” del periodismo. 3. No debe sacar a la luz nuevos problemas, sino referirse a aquellos que ya fueron solucionados. 4. Debe ser puntual, sin atacar a nivel sistémico. 5. Conozca los límites de la crítica. 6. Diríjala hacia alguien de nivel inferior dentro de la estructura.7. Evite dar armas al enemigo, suprimiendo cualquier elemento que pueda ser utilizado para perjudicar la imagen del país. 8. Enuncie las críticas en el momento y el lugar adecuado, por ejemplo en una reunión de base y no en un medio. 9. La crítica por omisión, refiriendo solo ejemplos positivos, basta para que los responsables de lo negativo se sientan aludidos. 10. Acompañe su crítica con tantos ejemplos positivos como sea posible.

Esto fue publicado en El Toque, uno de los medios no estatales en el internet. Aunque estos emprendimientos periodísticos carecen de las ataduras impuestas en los medios partidarios, actúan bajo presión de un marco de censura y represión ampliamente documentado[3]. Son ilegales, y aunque pueden subir contenidos a sus respectivos sitios, se les bloquea cuando el régimen consideró que se pasaron de la raya. En la práctica se autocensuran, pero cada uno tiene un discurso propio respecto de su política. La revisión de lo que publicaron algunos de ellos en 2018 permite extraer conclusiones importantes. Pero antes quizá sea oportuno preguntarnos cuál sería una hipotética agenda informativa de un medio independiente. Aquí va una Lista 2, con los posibles diez temas que merecerían noticias, informes o investigaciones. Para confeccionarla no me he preguntado qué es lo más notable que ocurrió ─Lista 1─ sino lo que se necesitaría saber:

  1. La verdadera fortuna de la familia Castro
  2. El manejo interno de GAESA, la gran corporación militar que maneja la economía estatal
  3. Los verdaderos niveles del atraso educativo.
  4. Detalles exhaustivos del drama habitacional
  5. Una radiografía del sistema de salud.
  6. Los hilos secretos de la inteligencia cubana en Venezuela
  7. Los acuerdos entre la OMS y Cuba para el programa Más Médicos
  8. Nuevas violaciones de derechos humanos
  9. Casos de corrupción de grandes funcionarios estatales
  10. Corrientes en el interior del Partido Comunista

Me atrevo a decir que a cualquier medio internacional importante le interesaría una investigación documentada sobre alguno de estos puntos. Y no porque quisiera perjudicar al gobernó cubano sino porque es noticioso. Esta temática es, sin embargo, inalcanzable para los medios independientes cubanos. Requiere investigación periodística, acerca de lo cual volveremos más adelante. Los nuevos medios digitales no se la plantean. Pero tampoco se lanzaron sobre los temas de la Lista 1, la de hechos notables. En general, el objeto de su atención es la gente. Los cubanos.[4]

 

Mostrando a la sociedad

Hay que distinguir dos tipos de medios digitales. Por un lado, los que tienen permiso para tener redacción propia en La Habana pero no son estatales. Dos de importancia son On Cuba e Inter Press Service (IPS). Ambos se diferencian claramente. IPS, una agencia de noticias, brinda información del proceso social de una manera objetiva y distante, desde una sala de redacción en La Habana. A IPS le importa el contexto, y es posible encontrar información de todos los puntos de la primera lista de diez, a la manera en que lo haría cualquier agencia de noticias. Es el site sonde se puede encontrar más y mejores noticias sobre la economía. Analiza los procesos: las reformas, los tratados internacionales firmados por Cuba sobre derechos humanos (aunque no las violaciones). No tiene artículos de opinión, no discute, no provoca, tampoco tiene un tono oficialista. Las crónicas y reportajes evitan emitir el mensaje subjetivo de los personajes, solo los datos. De los medios analizados, es el que único que aborda sistemáticamente las deficiencias de los servicios públicos, y la marcha de la economía, pero emite los contenidos a la manera de datos macroeconómicos.

On Cuba, que también tiene una redacción en La Habana, pública principalmente reportajes, notas breves sobre cualquier incidencia social. Pero mostrará a los personajes de un problema más que las cifras. La temática principal es lo que podría denominarse Sociedad, e involucra todos los ámbitos de la actualidad ―arte, Internacionales, política local, entretenimiento, tendencias, sociedad civil― en un estilo coloquial y ágil. Es el mismo tipo de contenido que ofrece El Toque, solo esta última publicación digital está más concentrada en lo local, y no cuenta con una licencia de medio informativo como sí poseen IPS y On Cuba.

Es posible esbozar un común denominador alusivo a publicaciones con El Toque y otras dos que tampoco funcionan con autorización legal pero publican reportajes digitales, Periodismo de Barrio y El Estornudo. Muestran a la sociedad, cada una a su manera. Así, en sus reportajes no se encontrarán las respuestas informativas a los diez hechos más importantes del 2018, y menos aún a las que corresponderían a búsquedas más profundas ―la segunda lista de diez―. Así, mirando de costado la realidad, evitan chocar frontalmente con el gobierno. Pero mediante el arte del reportaje permiten ver cómo los cubanos lidian con una parte de sus problemas. En ese sentido, han aprovechado el mínimo espacio que les abrió el sistema para desarrollar un poco del periodismo que se ejerce en libertad. Las menciones que siguen corresponden al 2018.

 

Reportajes notables

De On Cuba, es remarcable la serie Scanning Guantánamo, un reportaje en la ciudad de Guantánamo, en el pueblo Caimanera, ubicado en la bahía, y en la base militar misma, mientras prisioneros de los militares norteamericanos hacían huelga de hambre. La serie es multimedia e incluye entrevistas a expertos. El material, de varios autores, aporta información de alto interés para los cubanos. Otro reportaje, Tras la pista perdida del pan, de Eric Caraballoso, nos introduce en las largas colas de personas que desean este alimento y no lo encuentran por la falta de harina. Una cruda mirada a la escasez sin necesidad de transmitir conceptos políticos.

En El Toque se pudieron leer reportajes como Apostar a los números de la suerte, el 6 de febrero, una crónica sobre los apostadores ilegales de La Bolita, de enorme arraigo popular. Pero también una nota típicamente política, el 17 de mayo: ¿Qué preguntas difíciles le hicieron al gobierno cubano en Ginebra?, referida a un examen internacional llevado a cabo sobre su política en derechos humanos. Otra informaba sobre las peripecias de los médicos cubanos en plena la crisis de Venezuela. Otra remarcaba la falta de información pública respecto de la investigación de asesinatos. El Toque no es ni medianamente opositor.

El Estornudo exhibe reportajes sobre una gama muy distinta de situaciones, algunos de gran factura, como las dos entregas tituladas El retorno de Scarface, de Lianet Fleites, quien hace un retrato en profundidad sobre un cubano, ex convicto en los Estados Unidos, que pasa sus últimos años en la isla. O como La revolución de los acuáticos, de Abraham Jiménez, un estremecedor reportaje sobre la vida de una población que vive y muere en una montaña de Pinar del Rio creyendo en las propiedades curativas del agua. Del mismo autor es notable Ernesto El Cazador, un exitoso gigoló habanero. El Estornudo no se plantea ningún propósito editorial salvo el de contar buenas historias, pero las historias mismas, en las que no se aprecia una distorsión de lo que realmente ocurre, pueden llegar a ser intolerables. En febrero del 2018 el gobierno bloqueó su página web.

En cuanto a Periodismo de Barrio, a juzgar por su contenido, sus intereses son más bien medioambientales. En la lista de su temática no hay una sección de política sino asuntos como Biodiversidad, Comunidades Vulnerables, Contaminación Ambiental, Desarrollo Sostenible, Soberanía Alimentaria, Desastres Naturales. Uno de estos títulos podría sugerir algo político: Economía e Industrias. Pero no hay artículos colgados en ese rubro durante 2018. Sin embargo, en otro título, denominado “General”, hay contenidos remarcables en el año. Uno es un dossier de once artículos sobre el internet en Cuba. Otra nota, titulada Acto de fe,   a propósito del proceso de consultas para reformar la Constitución, expresa sus dudas de que el gobierno desee democratizar efectivamente el ejercicio del poder.    En febrero, un artículo expresó su protesta por el bloqueo de El Estornudo ya referido. Y en diciembre el periodista Jesús Jank Curbelo narró los detalles de su “retención” ―ya que no detención― por parte de la policía, cuando cubría información luego de un percance climático. Toda una demostración de cómo el simple acto de preguntarle un hecho a un ciudadano, para efectos informativos, puede resultar criminalizado si el Estado no estuvo al tanto o no dio su aprobación.

Curbelo, un periodista que se declara socialista en el diálogo con el policía, es autor de reportajes impactantes sobre las víctimas de los desastres naturales, víctimas que no se quejan del gobierno sino que explican su lucha por sobrevivir, en muchos casos con resignación. En sus notas, como en la de otros periodistas digitales, hay fotografías que acompañan el reportaje, en ocasiones con tan buena factura que es el texto el que parece acompañar a los ensayos fotográficos.

 
Captura de pantalla de una nota de Jesús Jank Curbelo luego de su detención por la policía, en Periodismo de Barrio.

Gran diferencia

En justicia, no es que no pueda encontrarse en Granma o Juventud Rebelde reportajes sobre las penurias de la gente. Menciono, de los muchos, dos del primero, de octubre y noviembre del 2018. Trámites: soluciones en casa, de Sumaily Pérez y José Jank Curbelo (antes de que emigrara a Periodismo de Barrio), describe las penurias de quienes van a realizar trámites para formalizar algún tipo de situación de sus viviendas, comenzando por una mujer de 80 años que hace cola ocho días, desde las seis de la mañana, sin lograr ser atendida. Otra, Un tropiezo llamado Lagunillas, de Ronald Suárez, es la crónica de una frustración: un proyecto de cantera que en Pinar del Rio aumentaría la producción de áridos de construcción ─obra muy pretendida por los lugareños─ y que el propio diario había anunciado con bombos y platillos a partir de datos erróneos de las autoridades. Sin embargo, el común de los reportajes en Granma es para poner énfasis en lo que el gobierno hace ante los problemas. Invariablemente la voz de los funcionarios sobrepasa la del ciudadano.

Hay que suponer que el periodista termina sofocado por ese patrón, limitando su capacidad para expresar todos los matices de la realidad. Una demostración es el antes y después de Jesús Jank Curbelo. Puede hacerse una búsqueda de sus notas de Granma, en 2018, y se descubrirá la prevalencia de informes a partir de información oficial. Hágase el mismo ejercicio en la página web de Periodismo de Barrio y se leerá a un periodista diferente. Y en el caso de su colega Pérez, con quien firmó el reportaje sobre los trámites de vivienda, sus notas en Granma expresan el invariable optimismo oficial. En el siguiente pie de página hay una relación de títulos y sumillas (entre paréntesis) de notas suyas del 2018, seleccionadas al azar.[5]

Así pues, en los medios digitales independientes el periodista tiene más libertad para expresar la realidad a través del reportaje. Tienen también mayor libertad para escoger la temática, aunque está claro, repetimos, que ninguno de estos medios escogió como su agenda informativa la contenida en la Lista 2. Ellos no se proponen sustituir a la oposición democrática o convertirse en sus aliados. Sin embargo tampoco se tienen prohibido alguno de los puntos. Por lo menos completamente. Lo demuestra el caso del biólogo Ariel Ruiz Urquiola.


El biólogo Ariel Ruiz Urquiola, considerado un preso de conciencia. Su caso fue tratado por la mayoría de medios independientes digitales. 

Ruiz Urquiola es un científico cubano condenado a un año de cárcel por desacato. Fue el corolario de una persecución en su contra que primero discurrió en ámbitos académicos y administrativos y prosiguió con hostilización en su finca ecológica. No era dócil y había denunciado irregularidades estatales en desmedro de valiosas especies. A mediados del 2018 su detención produjo un repudio internacional ─es considerado un preso de conciencia─ y el régimen tuvo que   liberarlo bajo la forma de licencia extrapenal. Es posible encontrar notas sobre su caso en El Estornudo, El Toque, On Cuba y Periodismo de Barrio. No en IPS ni en los medios del partido. En Granma hay una nota del año 2002 dedicada al trabajo del biólogo cuando aún no era una persona no grata.

En este contexto, ¿por qué es prematuro hablar de periodismo de investigación en Cuba? No solo por la falta de libertades. Aún en el supuesto de que hubiera una voluntad de hierro para afrontar persecución y otros riesgos, una búsqueda sistemática requiere recursos y una cierta experiencia. Sin embargo, también es cierto que el periodismo cubano está en un viaje hacia lo desconocido. En ese camino ninguna afirmación debe ser categórica.

 

(*)Director Ejecutivo del IPYS

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[1]“Libertades informativas en Cuba”,   mesa durante la presentación del informe especial del Relator para la libertad de Expresión de la OEA, Edison Lanza, México, 13 de marzo del 2019.

[2] 15 de diciembre, discurso ante la Asamblea Nacional del Poder Popular.

[3] Véase el Informe Especial sobre la Situación de la Libertad de Expresión en Cuba, de la Relatoría para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA, publicado en 2018: www.oas.org/es/cidh/expresion/docs/informes/Cuba-es.pdf

[4] Respecto de la Lista 1, los medios digitales independientes se interesaron principalmente por el debate constitucional y la actuación de Díaz Canel, así como por los desastres, aunque con énfasis distintos. Algunos temas, como el del avión, principalmente podía ser abordado mediante reportajes en los momentos que siguieron al accidente. Los resultados de la investigación sobre las causas del accidente dependen de fuente oficial y aún no existe un pronunciamiento definitivo.

[5] Un arma infalible: la escuela (Este año la tarea política más representativa será el proceso de consulta del proyecto de Constitución de la República); Cemento, ladrillo y arena... ¿cuánto tenemos? (La producción de materiales de la construcción es un programa prioritario para el país.