IPYS ha llevado a cabo un exhaustivo estudio que revela las necesidades y desafíos que
enfrentan periodistas y medios de investigación en América Latina. Entre sus hallazgos
más alarmantes, la falta de recursos financieros emerge como el principal problema,
evidenciando que no solo limita la capacidad de reportear, sino que también agudiza la
precarización del trabajo en un sector vital para mantener la democracia. Esta
precarización se traduce en incertidumbres laborales que afectan las condiciones de
seguridad de los periodistas, quienes se ven obligados a enfrentar riesgos considerables
con escasos medios. Además, la investigación pone de manifiesto que los apoyos de la
cooperación internacional son insuficientes para garantizar condiciones de trabajo dignas
y sostenibles.
En un contexto sociopolítico complejo, el periodismo de investigación se encuentra en una
de sus etapas más desafiantes. La defensa de los derechos humanos y la lucha contra la
corrupción se han vuelto cada vez más riesgosas, especialmente en un entorno
caracterizado por crisis políticas y debilidad institucional. La violencia estructural, la
concentración mediática y las campañas de desinformación han creado un clima hostil
para el ejercicio periodístico. El estudio de IPYS, que incluye encuestas y entrevistas a
periodistas de la Comunidad de la Conferencia Latinoamericana de Periodismo de
Investigación (COLPIN), pone de relieve que estas dificultades son transversales y
estructurales, afectando no solo la producción de contenido, sino la propia viabilidad de la
profesión.
La falta de recursos ha resultado en la interrupción de investigaciones y la reducción de
equipos de trabajo. La dependencia de subvenciones internacionales, además, conlleva
una precarización laboral que afecta especialmente a grupos marginalizados, como
mujeres y periodistas LGBTQ. Las agresiones y la judicialización del ejercicio periodístico
han sido utilizadas como herramientas para silenciar a quienes buscan rendir cuentas.
Este ambiente hostil no solo compromete la libertad de prensa, sino que también ha dado
lugar a la autocensura y la desconfianza hacia las instituciones gubernamentales, lo que
crea un círculo vicioso que amenaza la salud de la democracia en la región.
El informe también hace hincapié en las profundas desigualdades de género y diversidad
que persisten en el periodismo de investigación, destacando cómo estas brechas se
manifiestan a través de hostigamiento y discriminación. Las limitaciones para difundir
investigaciones y conectar con audiencias se ven exacerbadas por la censura estatal y la
dependencia de formatos breves en el consumo informativo. En este contexto, la
especialización y la innovación narrativa se presentan como estrategias esenciales para
recuperar el vínculo con la ciudadanía y fortalecer el compromiso con un periodismo de
profundidad. A pesar de ser un diagnóstico desalentador, el estudio de IPYS también se
erige como una herramienta para el debate y la búsqueda de soluciones que aseguren un
ejercicio periodístico libre, seguro y sostenible en América Latina y el Caribe.
